No sé si el escritor y filósofo vasco tiene razón, porque no he leído todas las novelas sobre esta temática. Pero sí puedo decir que Caballo de Copas es una gran novela, mucho más allá de ser una obra sobre chilenos en California, como la han querido ver muchos compatriotas del escritor, que fue profesor en la Universidad de Berkeley.
Ese caballo de copas al que hace referencia el título es González, un caballo chileno del que se mofa el público del hipódromo de Tanforan por sus aires de grandeza y sus pésimas actuaciones sobre el dirt. Hasta que el protagonista de la novela y su compadre lo comprar para convertirlo en leyenda.
Al margen de lo que acontece al protagonista, y quedándonos con lo que nos interesa, es portentosa la capidad de Fernando Alegría para recrear lo que se vive en un hipódromo un día de carreras. Su talento descriptivo atrapa tanto al aficionado como al que no ha visto un cabalo más que en dibujos, y mete de lleno al lector entre apostantes, preparadores, jockeys y caballos como si uno estuviera en el centro de la acción.
Pero además, sólo un amante de los caballos y de las carreras puede conseguir lo que Fernando Alegría logra en esta obra: expresar de forma clara el amor que se puede llegar a sentir por estos animales, la relación que se puede llegar a tener con uno de ellos y cómo éstos tienen, para muchas personas, los mismos rasgos que cualquier humano.
Me costó mucho dar con este libro, descatalogado y fuera del circuito de las grandes librerías. Buceando en internet, di con una librería de viejo, llamé y sonó la campana. Tuve que esperar casi tres semanas a que lo rescataran de su almacén. Fui a buscarlo a la calle Hortaleza, cerca de Gran Vía, y me topé con un ejemplar, como se puede ver en la imagen, sucio y casi desvencijado. Y en su tercera página con el sello de Mundo Obrero.
La prosa de Alegría cuesta un poco cuando uno acaba de terminar la trilogía Millenium, con un estilo bastante opuesto. Pero según avanza la trama y González empieza a aparecer en la vida del protagonista, es muy difícil cerrar el libro antes de dormir cada noche.
González no es sólo un personaje humano más del libro. González es el gran personaje humano del libro, en el que el joven chileno que narra la historia proyecta su propia personalidad y la dicha que le ha tocado en vida.
En fin, es una novela absolutamente recomendable.
